Luego tus miradas, tus besos, tu olfato, tu escucha
así como tus brazos y abrazos, tus manos, tus pechos,
tu leche, conexión piel a piel, que da alegría y dicha
sin olvidar los sucesos y procesos como hechos.
Se suman tus piernas y cintura como regazo
aquí continúa el contacto con entusiasmo.
Descanso, me divierto y reposo sin atraso
creciendo y evitando el marasmo.
Y tu espalda es recurso de contingencia
si las exigencias piden laborar, trabajar y actuar
Voy junto a tí muy contento, sin ninguna inconveniencia
pudiendo pedir amamantar o luego al caballito jugar.
Tus hombros me hacen desde lo alto vislumbrar
una visión que desde mi tamaño está sin acceder.
Puedes lanzarme y poder equilibrar;
al fin tu mano me sostiene y la puedo pedir antes de padecer.
Este contacto me sostiene y sustenta en todo momento
evita llegar a una cárcel portátil de cadena perpetua
y podré ser criado y educado por mis procreadores, sin lamento,
cohabitando, conviviendo, coexistiendo de manera mutua.