El hospitalizar a un niño debe ser siempre justificado,
brindando toda la protección y la máxima seguridad,
identificando los riesgos y con un accionar planificado,
con un proceder muy sensible y con mucha serenidad.
La hipocondría y el duelo están presentes y son ignorados,
por el temor y pánico a perder, ante la dura adversidad,
mitigados con el consentimiento al ser bien informados,
asi los papás con fe y esperanza lograrán claridad.
La iatrogenia en el variado accionar es probabilidad,
que debemos con precauciones inteligentes evitar,
ya que sus consecuencias son los daños y la calamidad,
con experiencias y evidencias, esmerándonos cuidar.
Hay que evitar las severas infecciones nosocomiales,
con la limpieza, la desinfección y la esterilización,
la asepsia, la antisepsia y los cuidados elementales,
obteniendo los resultados y la anhelada solución.