Y llegó el día 14 de enero, que para Amelie es el primero,
sin tiempo y en un espacio de juegos y sueños ilimitados.
Le di un abrazo y conecté con su corazón muy sincero
y dijo: ¿Y mi poesía? Así la inspiración vino de todos lados.
Su alegría y también la dicha son expresadas a plenitud,
con inteligencia, inocencia y también la ingenuidad sin par;
viviendo en comunidad con respeto, amor, pulcritud,
cuidado, asistencia, atención, protección y calidez de hogar.
El cumpleaños es parte del camino que hay que recorrer
para de a poco, con mesura y prudencia conocer lo social,
imaginando, creando, sonriendo y jugando sin detener
y así en silencio desde lo espiritual proyectar lo trascendental.
Niña que nunca abandona la valiosa humanidad ejemplar,
que aprende y desprende lo conveniente y lo habitual.
Amelie es norte para quienes quieran su mundo ampliar
con ocho años y nueve meses de vida y serenidad descomunal.