Defiéndeme de los que me traen por placer,
que por instinto y pulsión actúan por emoción;
que por estar dormidos pueden desaparecer
y todo lo que ejecutan es para su destrucción.
Defiéndeme de los asumidos como expertos,
que no logran visualizar la depurada intención
y su destino, su función y misión con afectos,
e insensiblemente no cumplen con vocación.
Defiéndeme de los presumidos profesores
que apagan la biología y explotan la voluntad,
con imposición y con dominio son abusadores
olvidando la serenidad que ve con humanidad.
Defiéndeme de los codiciosos de la sociedad
que sin sostenibilidad y bien común se quejan
que por enajenación no son una comunidad,
siendo el tener, hacer y estar, lo que no dejan.
DEFIÉNDEME