El ser humano alimenta y nutre su macrobioma y microbioma en los primeros 10 años 9 meses de su vida, al inicio de manera PERMANENTE con los alimentos de la madre mamá en la vida intrauterina, la sangre en ausencia aparente del microbioma.

Al iniciar la partida con la acción de labor para el trabajo de parto, nacimiento y alumbramiento, ya se inicia la migración de microorganismos que también se nutren y generalmente utilizan como prebiótico básico a la LACTOSA y secundariamente otros principios inmediatos con excepción de las grasas.

Luego la alimentación y nutrición para el macrobioma y el microbioma se realiza de manera CONTINUA, con el vínculo facilitado y aportado por el canal de bondad, (el canal del parto), la piel y la leche materna que provee todo a estas dos expresiones de vida con la utilización sensorial del olfato, gusto y contacto con la piel.

Posteriormente utiliza el sentido del tacto, la manipulación, la vista y la audición para el vínculo con los alimentos de la madre tierra de manera
INTERMITENTE, ESPACIADA E IRREGULAR con la CELULOSA como el prebiótico básico para el microbioma y los demás principios inmediatos, compartidos por ambas manifestaciones de vida con la posibilidad de inedia o ayuno.

A partir de la segunda década se inicia la comida con influencia de las manifestaciones culturales, las mismas que permiten una correcta nutrición y
alimentación siempre que se conserve la armonía de lo estructural, lo coyuntural y lo circunstancial como ser humano plenamente funcional.

Cuidando el Macrobioma y el Microbioma

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