Al inicio de mi vida, todo era en franca conexión,
en excelente contención y en plenitud de bienestar,
bastaba sentir tu piel, oler y degustar sin razón
eso era suficiente, para verdades poder comunicar.

Luego, a los instintos, impulsos y emociones
les fue conveniente utilizar la mímica, los gestos,
el llanto, la risa y el silencio, logrando así expresiones,
denotando el entusiasmo o los molestosos momentos.

Posteriormente, surge lo que a la palabra acompaña,
la melodía y el afecto que nada pueden ocultar,
importando más que el contenido que nos engaña
y con la voz musical y poética todo se puede revelar.

Y al fin, a la palabra correcta los pensamientos anteceden,
también los sentimientos para expresar realidades,
que sin ser verdades se las sostienen y se las defienden
y llegan por lo virtual y tecnológico a todos los lugares.

Comunicación

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