Cuando ingreso en este mundo como lactante,procedente de la matriz;
la ansiedad y el temor me invaden para no perder mi consustancial entusiasmo,
lo que hacen que la IMPRONTA con mi madre y padre me sirvan de tamiz,
es la única forma que desde mi condición,poseo para evitar padecer marasmo.
Debo ser CALMADO para poder sentir lo requerido por mi organismo,
cobijado,cogido,contactado,columpiado y hasta poder amamantar,
para recuperar la serenidad y continuar siendo sin duda el mismo,
solo así podré ofrecer a mi madre y padre la energía que facilite su accionar.
Mi prioridad no es la leche aunque requiero con hambre la comida;
ser AMAMANTADO es percibir movimientos,sonidos y otras sensaciones,
como en los nueve meses intrauterinos de confort y seguridad a favor de la vida,
es barrera como la placenta para casi todo,excepto para las emociones.
Seré un ASOCIADO en este mundo de humanos,donde debo ser PORTEADO,
no tengo movilidad que permita con autonomía poder en espacio desplazarme,
en intimidad y contacto corporal conoceré este mundo,siendo trasladado,
son tus brazos,tu torso,tus miradas,tu regazo que impulsan a animarme.
Y la noche es de reposo,es de ensueño,es de sueño para reparar y crecer,
mi inteligencia que no es racionalidad,reedita sus infancias con derecho,
se da así el anhelado APEGO,que significa sin ego y permite no perecer,
por eso es muy importante que se practique sin prejuicio el acto de COLECHO…
Dr Bosco Alcívar Dueñas,Md.
Pediatria Integral. Guayaquil 15 de septiembre 2016.