Como un niño soy el que soy,
inteligente para ver lo evidente,
inocente sin saber a donde voy,
ingenuo ante lo no permanente.
Recibiré de mis padres biología,
en 280 días de magia y divinidad,
sin interferencias y sin apología,
estando en el todo como unidad.
Mi Inocencia se unirá a la mente,
la ingenuidad se suma al intelecto
y el ego aparecerá muy elocuente,
gestándose el humano imperfecto.
Pero mi inteligencia de mi esencia
permanece siempre muy recursiva
para obstáculos, como resiliencia,
con serenidad y plenitud decisiva.
Frente al Vacío